miércoles, 15 de enero de 2014

Hace algunos años estuve trabajando en una serie de cómics cortos que podríamos llamar un rotundo fracaso (fueron ilustrados dos de una serie que había llegado en formato de guión hasta los 30 o 32). La idea detrás de la serie no era una historia original ni un personaje específico ni nada, sino una inquietud: de qué otra manera podrían terminar algunas novelas y cuentos que en su desarrollo son buenísimos, pero sus finales son un poco decepcionantes, o muy decepcionantes. 

El ejemplo que puedo pensar en este momento es el Club de la pelea de Chuck Palahniuk cuyo final no sólo es malo sino que lo considero cursi, gratuito y sin sentido (en ese sentido la película es bastante mejor al libro). Pero también estaban los finales que son extraños y dejan una sensación de incompletud, que no son un cierre sino un momento bajo en la hiostoria, como el de Glamourama de Bret Easton Ellis, o los libros que eran muy populares en ese momento pero que son una mierda y que el final están sacados de la manga con tirabuzón, como El código Da Vinci de Dan Brown, que curiosamente fue el único que quedó ilustrado y publicado). 

No pienso rescatar esa serie ni mucho menos presionar para verlos terminados, pero me acordé ahora que estuve de vacaciones leyendo varias cosas y no sé si me he vuelto hipercrítico o qué pero hubo varias cosas que pensaba que podrían terminar mejor, tramas y subtramas que pueden mejorar, estructuras fallidas, errores de continuidad o coherencia, deus ex machinas y soluciones absurdas... 

No lo sé, quizás sea hora de volver a contar mis propias historias como creo que deberían contarse esas (mis) historias y aceptar las historias de los otros como son, pero eso sí, con las críticas y observaciones pertinentes en cada caso. No se trata de celebrar ciegamente y a lo güey lo que otros escriben ni de pretender que escriban como uno. De la misma manera tendré que hacerme a la idea de que si escribo habrá muchas críticas, que algunas serán honestas y claras aunque sean completamente adversas y otras serán mala leche y más bien personales, pero son los riesgos que hay que tomar cuando uno decide escribir y mostrar lo publicado. 

Hay varias ideas rondando mi cabeza y tendré que ponerme a trabajar pronto. También descartar las ideas viejas que por mucho que me gusten es difícil que las llegare a completar. En fin, ya veremos que nos depara el 2014. 

Feliz año a todos...

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