Hace ya algunos años había planteado la historia para un cómic de un acumulador de información, un acumulador compulsivo, alguien que tiene el Síndrome de Diógenes como mal lo llaman (digo que mal porque se dice que Diógenes de Sinope de quién tomaron el nombre, solo tenía una vasija, que usaba para comer y para orinar y defecar, y el barril donde vivía, quizás, en todo caso lo que acumulaba eran perros callejeros, y era a los únicos que amaba, de ahí el sobre nombre de los Cínicos, pues eran los perros, o que se comportaban como perros, o que amaban a los perros antes que a las personas). Pero no se trata de dar una breve reseña filosófica de los cínicos, de quienes soy fan, ni de psicología, de la que tampoco soy experto, al menos en sus avances recientes.
También había admitido alguna vez que soy una especie de acumulador filosófico (aquí tangencialmente y acá abiertamente).
Por azares del destino hace poco conocía a una persona que se ajusta perfectamente al perfil que había planeado para el personaje principal, y debo decir que me asusta un poco la coincidencia, porque además es una persona que en sí misma no es famosa, pero lo que hace sí que lo es y es un ejemplo claro de la acumulación de información, y los temas de ésta, y su trabajo, y todo es... es como si nos conociéramos de antes, o como si fuera producto de mi imaginación.
Creo que conforme nos vayamos conociendo mejor podré decidir varias cosas: si me sirve de modelo para el personaje, y si es verdaderamente independiente de mi o sí es producto de mi imaginación.
viernes, 19 de junio de 2015
Tal vez también soy acumulador de historias
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